Cada vez que preparamos una partitura con varios pentagramas, inevitablemente se repite el código que da comienzo al contenido de cada una de las partes. Por ejemplo, este esquema para trío de cuerda:
violin = { \key f \major \time 2/4 \tempo "Allegro" c'' } viola = { \key f \major \time 2/4 \tempo "Allegro" \clef "alto" c' } cello = { \key f \major \time 2/4 \tempo "Allegro" \clef bass c } \new StaffGroup << \new Staff { \violin } \new Staff { \viola } \new Staff { \cello } >>
Y está muy bien porque si deseamos preparar la particella solo tenemos que hacer lo siguiente:
% particella \new Staff { \violin }
Esta particella tiene todo lo necesario, compás, armadura y tempo. Pero ¿realmente hay que repetir estas instrucciones en cada pentagrama?
Lo más cómodo es definir una variable global (llamada así por convención) que reúna toda la parte común:
global = { \key f \major \time 2/4 \tempo "Allegro" } % particella violin = { \global c'' }
Al invocar a la variable en línea con la música, se inserta secuencialmente. Otra posibilidad es esperar a la construcción del pentagrama para hacerlo:
violin = { c'' } % particella \new Staff { \global \violin }
Esta forma es menos conveniente porque en la partitura general hay que usar la variable global de nuevo, en cada pentagrama.